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sábado, 28 de abril de 2012

SOY TODO TUYO

Mariampoesiaycanciones...


San Luis María Grignion de Montfort

Virgen María, Madre mía
me consagro a tí y confío en tus manos
toda mi existencia. 

Acepta mi pasado con todo lo que fue. 

Acepta mi presente con todo lo que es. 
 
Acepta mi futuro con todo lo que será. 

Con esta total consagración
te confío cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo que he recibido de Dios. 

Te confío mi inteligencia,
mi voluntad, mi corazón. 

Deposito en tus manos mi libertad;
mis ansias y mis temores;
mis esperanzas y mis deseos;
mis tristezas y mis alegrías. 

Custodia mi vida y todos mis actos
para que le sea más fiel al Señor
y con tu ayuda alcance la salvación. 
 
Te confío ¡Oh María! mi cuerpo y mis sentidos
para que se conserven puros y
me ayuden en el ejercicio de las virtudes. 
 
Te confío mi alma para que Tú la preserves del mal. 
 
Hazme partícipe de una santidad igual a la tuya:
Hazme conforme a Cristo, ideal de mi vida. 

Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi juventud,
para que Tú me ayudes a no envejecer en la fe. 
 
Te confío mi capacidad y deseos de amar,
enséñame y ayúdame a amar como Tú has amado
y como Jesús quiere que se ame. 
 
Te confío mis incertidumbres y angustias,
para que en tu corazón yo encuentre seguridad, sostén y luz,
en cada instante de mi vida. 

Con esta consagración me comprometo a imitar tu vida. 
 
Acepto las renuncias y sacrificios que esta elección comporta,
y te prometo, con la gracia de Dios
y con tu ayuda, ser fiel al compromiso asumido. 

Oh María, soberana de mi vida y de mi conducta
dispón de mí y de todo lo que me pertenece,
para que camine siempre junto al Señor bajo tu mirada de Madre. 

¡Oh María! soy todo tuyo y todo lo que poseo te pertenece ahora y siempre.
Amén 
 
 

miércoles, 11 de abril de 2012

TU FE

Mariampoesiaycanciones...



Tu fe debe ser simple. Simple como la vela
que aleja la tiniebla de un oscuro rincón,
simple como la espuma de la obediente estela
que escribe sobre el agua su lineal oración.

Debe ser como el grano de mostaza pujante
que un día toca el cielo con brazos de madera
y ha de crecer humilde, fervorosa, constante,
austera por adentro, generosa por fuera.

No dejes que te abrumen ni letras ni criterio.

Si verdaderamente quieres hallar la luz
construye, pecho adentro, tu propio monasterio
y busca tus respuestas abrazado a la cruz.

Tu fe debe ser simple; no abundes en razones.

No dejes que tu alma se convierta en desván.

Que sean, no lo olvides, tus consideraciones,
tan simples como el vino, tan simples como el pan.

Jorge Antonio Doré
 
 
 
 

ANTE EL ALTAR

Mariampoesiaycanciones...


Señor, ¿me reconoces? Soy el viejo habitante
del valle de las sombras que hoy se vuelve a la luz.

Me he propuesto seguirte de ahora en adelante,
pienso unirme a Tu vida como el clavo a la cruz.

Vengo a rozar la orla de Tu túnica blanca
con mis manos culpables de pecado y de ausencia.

Por tu misericordia, renuévame y arranca
la cizaña que encuentres prendida a mi conciencia.

Señor, ¿me reconoces? Debajo de esta costra
de polvo y de cenizas, hoy se rebela un muerto
que, hastiado ya de huesos y gusanos, se postra
como Tú te postraste de noche en aquel huerto.

Te encomiendo mi vida. Te entrego mi pasado.

Dispón de mi presente para que en el futuro
llegue a la puerta estrecha humilde y consagrado,
no apóstata y rebelde, no réprobo y oscuro.

Sé que me reconoces. Puedes verme por dentro.

Tú penetras las almas cual la luz al cristal.

Por fin todas mis cosas giran en torno al centro.

Por fin hallo el descanso. Por fin vuelvo a ser sal.

Jorge Antonio Doré
 
 

BÚSQUEDA

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Crucé vastos desiertos, paraísos en ruinas,
amasé falsedades que tiznaban de luz,
deambulé como ciego tras ciegas multitudes,
-alquimista de plomo, emigrante hacia el sur-.

Devoré bibliotecas, bebí de ocultas fuentes,
mordí frutos prohibidos, me sumí en el desdén;
recorrí cada valle, escalé cada monte,
bebí todas las lluvias y aún seguía con sed.

Me inicié en los los misterios, descifré laberintos,
naufragué entre preguntas de un gran mar interior,
pero un hondo vacío llenaba mi existencia
como el eco de un templo sin consagrar a Dios.

Hasta un día,
que caí de rodillas con los brazos cansados
a la bendita sombra de una sencilla cruz
y sentí que se abrían las puertas de mi alma
y que la paz llegaba diciendo: "Soy Jesús".

Jorge Antonio Doré

 

domingo, 8 de abril de 2012

LAS COSAS QUE SE OLVIDAN

Mariampoesiaycanciones...




Vamos a gozar el sol
distribuyendo sus rayos 
como los abrazos tiernos
de la amada
que hacen olvidar penas
o pesares de la jornada.
 
Disfrutemos el verano
lo mismo
que gozamos el inverno
cuando las gotas de la lluvia
ayudan a crecer los barbechos.
 
No nos quejemos de la pobreza
cuando creamos
que ella consiste
en a falta de dinero.
 
Condolámonos más bien
de la miseria
cuando está en la falta de valor
en el alma
para enfrentar cada día
penosas tareas.
 
Corramos más bien
a disfrutar del nacimiento
y renovación de la  mañana
cuando se llena de colores el alba,
no sea que nos suceda
como a aquel que sólo desea
atesorar riqueza:
pierde el gusto por lo elemental,
pues tiene la creencia
en que todo se consigue
con algo de metal;
se le olvida que lo esencial
es tener un poco de pan en la mesa
y, al menos, el agua viva
del fresco manantial.
 
Vamos a gozar el sol o el invierno
sin imprecaciones
para el uno o el otro
porque ellos siempre
igual llegan
para pobres o poderosos.
 
Jorge Gómez A. Julio de 1994
 

viernes, 6 de abril de 2012

CRUXIFIXIÓN

Mariampoesiaycanciones...




 CRUCIFIXIÓN

Os miro mi Señor en la cruz clavado

y llora por dentro mi mísera alma

Es cierta mi culpa, mi alma clama

a ese madero, el haberos llevado.



Os miro en llanto envuelto mi Cristo amado

¿Que Os han hecho, mis hermanos sin alma?

¿Es acaso verdad lo que atisba mi alma?

ver Vuestro rostro de moretones inflamado



Vuestro cuerpo; sed y harto vilipendiado

pies y manos clavados, lanza en el costado

y de espinas corona, martirio prolongado.  



Mofa y burla del ladrón y del soldado

siete palabras para el hombre desalmado

y clamais a Vuestro Padre, ser consolado.



© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado