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martes, 27 de abril de 2010

MADURA HERMOSA...


Mariampoesiaycanciones...


23/XI/09.

La madurez te a hecho más hermosa,
más que un retoño o un capullo de rosa.

Los años te han dado esa misteriosa patina, que recubre a todas los cosas.

Tan bella como una estatua de bronce acariciada por la intemperie.

Tan bella como el más viejo y sabio árbol del bosque, así tu frondosa figura, guarda en sus turgencias los misterio de la mujer madura.

Maduras son las reinas, las Diosa y las hechiceras, ya que no hay misterio ni sabiduria ni magia en la juventud.

Siempre has sido elegante pero ahora que estas en la plenitud, y que tu elegancia es casi exultante, no por tu ropaje, si no por tus modos y tu andar de cortezana.

A tu edad, solo el que sabe amar te ama, por que no eres ni superficial ni fúgaz, ya que tu sentir es un profundo mar que he aprrendido a bogar para no ahogarme.

Eres como el perfume de selva lujuriante, embriagante fragancia que es producto de un todo que te confunde y te pierde, en la ilógica lógica de tus conceptos.

Pero que bonito es morir de amor entre tus brazos, es como morir asesinado en un jardin de orquideas.

La juventud solo apasiona a los tontos, pero tu hermosa madurez le roba el corazón sólo a los sabios.

-CARLOS RAFAEL ARAIZA GOCHICOA-



GRITO DE PROTESTA...

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(TRUENO 33)


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LA GRAN CABALGATA...

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(TRUENO 33)


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VOCES...

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¿Por què todo es replàmpago, alarido?
En el temblor violento, desmedido,
nada quedò como era entonces, del
paso imperfecto de voces de la tierra.
Madre de las coordenadas infinitas.
Madre de lo aleatorio, lo previsto.
Madre del desmadre incontenible de los huesos.
Madre arquitecta de los giros inesperados.
Madre de todo lo inasible, en infinito caos.
¿Dònde reinas expandiendo lo vivo y natural?
Què, del disparo del meridiano creciente, en
la maceraciòn estremecida del grito.
Madre tierra, importa la razòn
de ser radiante, viva, erguida,
en el principio magistral de los
principios, que se expanden del
orìgen, sobre las causas de tu
naciente mùsica, que concibe
el instante de la penumbra
como es, multiplicando esferas
existenciales, cuando victorioso,
el fantasma escapa y se bifurca.
Alguien que me defina un algo del algo.
que descubra parèntesis en racimos, que
negocie vida, aire, cielo, como un juego
de sonidos, de voces, hasta llegar al grito!
Alguien que me explique lo importante de ello.
Alguien que me recuerde lo contìnuo, lo cotidiano.lo nuevo.
Alguien que encuentre el guarismo perfecto de la esperanza.
Alguien que me muestre de esta vida todos sus espejos.
Alguien que nos hiera de sol, hiera de amor y paz al infinito.
-LIDIA CRISTINA CARRIZO-

EL INVIERNO QUE SE VA...

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Llega! Asoma por ventanales del alma.
Viento que se cuela entre los poros
Viento arrollador, golpea resquicios de mi ser.
Corazón valiente lucha, no pierde la pelea
A pesar que se descuaja ante la adversidad.

Sembré rosas hermosas, perfumadas,
Quise guardar sus vivos colores,
El aroma que hacia recordar un jardín
Donde danzaba la felicidad.
¡Fue apenas ayer! Sin tiempo, ni espacio,
Los años vuelan como gaviotas
Que han perdido el horizonte.

Quise confundirme entre las aves,
A veces gaviota o grulla.
¿Por qué no guacamaya de refulgentes colores?
Pero soy quien soy! Un ser humano
Que busca imágenes en el cielo.
Recuerdos golpean mi sensibilidad.
Hacen brotar las últimas lágrimas
De ojos que pierden la distancia,
¡Sólo presienten la oscuridad!

Esta tarde… gris como mis sueños!
Espero la tempestad que se aproxima
Con paso amenazador, delirante.
¡Y aquí estoy! Mientras llega…
Debo alimentar la esperanza.
Todavía puedo mostrar la ternura.
Aún el corazón, pleno de amor, dejará herencia
Del alma que se entrega cada segundo de la vida.

Invierno diferente, debo alejarlo!
Soy capaz de alcanzar mis sueños.
Reclamar por lo que creo es mío.
Hijos, nietos, hermanos, familia. Mi pueblo.
¡Cuánto los he amado! Con delirio.
Feliz de agradecer mi permanencia.
No voy a partir! No quiero!
Una voz habla en mi nombre.
Me dice que siga adelante.

A pesar del invierno, necesito unos instantes,
Nada más, después… veremos.
¡Quizá pueda tocar el sol al amanecer!
Percibir rayos de luz en las tinieblas.
Y Dios… desde lo Alto tiene la última palabra.
Serena mi alma. Hay esperanza.
Aún no golpea la tempestad.
Me rodea un haz de luz y de amor.


¿Qué más puedo pedir? ¡El invierno se va!

 
-Marina de la Cueva-