¿A DONDE TE ESCONDISTE,
AMADO, Y ME DEJASTE CON GEMIDO?
COMO EL CIERVO HUISTE
HABIÉNDOME HERIDO;
SALÍ TRAS DE TI CLAMANDO,
Y ERA YO...
- SAN JUAN DE LA CRUZ-
¡O llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! pues ya no eres esquiva, acaba ya, si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro.
¡O cauterio suave! ¡O regalada llaga! ¡O mano blanda! ¡O toque delicado, que a vida eterna save y toda deuda paga!, matando muerte en vida la as trocado.