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martes, 20 de diciembre de 2016

TRÍPTICO

Mariampoesiasycanciones...

 TRÍPTICO NAVIDEÑO
Para felicitaros la Navidad y desearos lo mejor, aquí os envío un tríptico de sonetos: Adviento, Navidad y Reyes. En estos versos quiero compartir los sentimientos, deseos y emociones que la contemplación del Niño y sus padres suscita en mi espíritu. No olvidéis que la Navidad sin el Nacimiento de Jesús es un contrasentido. Una trampa al propio lenguaje. Hecho, por desgracia, cada año con mayor frecuencia. Que en Niño Dios nos bendiga y no nos deje nunca de su mano. Un cordial y entrañable abrazo.
~Francisco Vaquerizo~

LA  ESPERA

Radiante de emoción, la Virgen pura
esperaba gozosa el gran momento
en que se produjese el Nacimiento
conforme a lo anunciado en la Escritura.

Contagiado José de su ventura
y, comulgando el mismo sentimiento,
aguardaba el divino advenimiento
de tan maravillosa coyuntura.

La noche transcurría entusiasmada,
como que viera ya muy inminente
el instante de dar la campanada.

El misterio flotaba en el ambiente,
y, por Belén, la soledad callada
sin decidirse a dar un paso al frente.

EL  NACIMIENTO

En una humilde cueva, oscura y fría,
al calorcillo de unos animales,
el Redentor de todos los mortales
vino a hacernos humana compañía.

Encantados y llenos de alegría
vinieron pastorcillos y zagales
y una legión de coros celestiales
los espacios celestes recorría.

La Madre, entre suspiros y pudores,
miraba absorta a su recién nacido
y aquello era el primor de los primores.

Luego José, que ve al Niño dormido,
se levanta a pedir a los pastores
que traten de no hacer el menor ruido.

LOS  REYES  MAGOS

De los altos confines del Oriente
llegaron al Pesebre tres Altezas
y ofrecieron al Niño sus riquezas
con gesto cariñoso y reverente.

El Niño los miraba sonriente,
la Madre agradecía sus finezas
y José, tan ajeno a las grandezas,
asombrado miraba a aquella gente.

A decirles, puntual, un ángel vino
– antes de que iniciaran el regreso –
que el  rey Herodes era un asesino.

Gaspar, Melchor y Baltasar, por eso,
eligiendo, a la vuelta, otro camino.
dieron remate a tan feliz suceso.




SÚPLICA

Mariampoesiasycanciones...

 SÚPLICA A LA MADRE DIOS
Jorge Doré

Santa María, plena de gracia y de virtudes,
que con místico celo por todos los caídos
custodias las más pobres y débiles ovejas
que marchan rezagadas detrás de Jesucristo,
Madre de la que sólo pudieran esperarse
rosales prodigiosos e inmarcesibles lirios,
mediadora de todas las salvíficas gracias
que caen sobre los fieles como un santo rocío;
hoy quiero suplicarte por esos hijos tuyos
que habiéndote olvidado, se ahogan entre espinos
y por los que reclaman más panes y más peces
mas sin embargo ignoran cuando los llama Cristo;
te ruego por aquellos que limpios de su lepra,
después de ser curados, prosiguen su camino
con una indiferencia que estremece los cielos
pues se van sin dar gracias por el bien recibido;
te pido por los muchos cuyas lámparas secas
yacen abandonadas; por quienes, abatidos,
intentan levantarse y los que un día acaban
viviendo de algarrobas en falsos paraísos;
te pido por aquellos que beben de los pozos
y siguen padeciendo de una sed de infinito,
por los que, entre mortajas, ignoran el llamado
de Aquel que les ordena salir de los abismos;
te pido, Madre Santa, por quienes me desprecian
por la amistad que tengo con tu divino Hijo,
por los que desestiman el fraternal abrazo
y todo lo contemplan con ojos enemigos;
te pido por aquellos apáticos cristianos
a los que Dios detesta por encontrarlos tibios
y por los que, embriagados de libertad, se jactan
de cultos execrables y de frutos prohibidos;
te pido por aquellos que perdieron de vista
la gloria del Calvario y conminan a Cristo
a bajar del madero definitivamente
porque no están dispuestos a ningún sacrificio;
te pido por un mundo rebelde que, adversario
del único que puede salvarlo y redimirlo,
se escora como un barco perdido en la tormenta
que se va deshaciendo con su casco podrido.

¡Que busquen tus bondades los cojos y los ciegos,
que salgan de sus tumbas los muertos, que tullidos
y sordos rompan vasos de alabastro y perfumen
de nuevo, fervorosos, los pies de Jesucristo!

Y por último, Madre, no olvides a este siervo
que ardientemente implora tu maternal auxilio.
No quiero, como antaño, quedarme rezagado,
¡que cuando tu Hijo vuelva no me encuentre dormido!



4 POEMAS

Mariampoesiasycanciones...

4 POEMAS BELLÍSIMOS SOBRE LA INMACULADA

TÚ QUE SURCAS EL AIRE”
de Leopoldo Panero

Tú que surcas el aire y eres aire,
y eres gloriosamente transparencia,
y límpida materia en forma humana,
vuelve hacia mi tu aérea
majestad y reparte
la brisa de tus dedos cuerda a cuerda,
en el son prometido de mi alma
y en la música amarga de la pena.

Tú que estás a mi lado por las noches
velando oscuramente mi pureza,
y meciendo mi trigo jubiloso
y lavando mi risa en agua fresca,
vuelve hacia mí, Señora,
un poco de tu hermosura, y que la vea
mi corazón silente
a través del amor con vista trémula.

Enlaza los sarmientos de mis brazos
en tu misericordia y mi tiniebla
cubre con tu mirada
y tenme en tu regazo la cabeza.

“PEQUEÑA ESCLAVA”
de José Luis Martín Descalzo

“Pero tú has mirado a esta pequeña esclava,
has roto sus cadenas, has quebrantado su yugo,
y le has concedido la única sujeción que es libertad:
la de ser huija y esclava tuya.

Ah, ¡que dulces los hilos con tiras de mi alma hacia la luz!

Tus abrazos abrazan, no estrangulan.
Tú eres libertad, tu amor no pesa,
tu redil de pastor no tiene cerca.

Tú, dueño mío, amante mío, amor.

Eres la única esclavitud que no esclaviza”.

“ELEGIDA POR DIOS ANTES QUE NADA”,
de Miguel Hernández

¡Oh elegida por Dios antes que nada;
Reina del Ala, propia del zafiro,
nieta de Adán creada en el retiro
de la virginidad siempre increada!

Tienes el ojo tierno de preñada;
y ante el sabroso origen del suspiro
donde la leche mana miera, miro
tu cintura de no parir, delgada.

Trillo es tu pie de la serpiente lista,
tu parva el mundo, el ángel tu siguiente,
Gloria del Greco y del cristal orgullo.

Privilegio de Judea con tu vista
Dios, y eligió la brisa y el ambiente
en que debía abrirse tu capullo.

“AURORA DONDE EL CIELO SE RECREA”
de Gerardo Diego

         Alba, mírala bien, mira el lucero
         de miel, casi morena, que trasmana
         un rubor silencioso de milgrana
         en copa de ganado placentero;
         la frente como la sal en el estero,
         la risa con repique de campana
         y el labio en que despunta la mañana
         como despunta el sol en el alero.

         ¡Alba, mírala bien! y el mundo sea
         heno que cobra resplandor y brío
         en su mirar de alondra transparente;
         aurora donde el cielo se recrea,
         ¡aurora tú que fuiste como un río
         y Dios puso la mano en la corriente.